La marimba, o el ‘piano de la selva’, como se le conoce en el Pacífico, la trajeron los abuelos desde África “caminando, como llega usted a Guapi hoy”, relata Pacho Torres, virtuoso del bombo de la dinastía Torres. Desde ahí, bisabuelos, abuelos, hijos e hijas la han “cultivado” hasta nuestros tiempos.
Francisco (Pacho) Torres interpretando la marimba. Vereda Sansón (Guapi), marzo 8 de 2020. Foto: Investigación Prácticas Artísticas y Memoria en el Pacífico (UdeA – RHUL).
Toque de marimba. Intérprete: Francisco (Pacho) Torres. Vereda Sansón (Guapi), 8 de marzo de 2020. Grabación sonora: Investigación Prácticas Artísticas y Memoria en el Pacífico (UdeA – RHUL).
Al indagar por estas músicas características del Pacífico Sur, se devela un universo de tradiciones y relatos que nos llevan de manera profunda a significados más amplios de la música, el Pacífico y del ser guapireño.
Marimba de chonta y guadua. Autora e intérprete: Ruth Marién Vásquez (Nany). Guapi, marzo de 2020. Grabación sonora: Investigación Prácticas Artísticas y Memoria en el Pacífico (UdeA-RHUL).
Elver Paz, integrante de la agrupación Legado Pacífico, asocia la forma de la marimba con un puente o una escalera que lo conecta en el tiempo con sus ancestros y con su futuro:
Si yo entono una juga, que cantaba mi abuela, yo entono pensando en ella, si yo entono un bunde que cantaba mi abuelo, lo entono pensando en mi abuelo, lo hago presente, lo resucito. Entonces esto es algo más allá… es un puente que nos une con el pasado, nos conecta con el presente y que nos empuja al futuro, en un futuro en el que ya no vamos a estar, en que no nos van a ver más, pero que otros van a cantar nuestras canciones y se van a acordar de nosotros.
Elver Paz
Esta asociación revela la complejidad de la creación musical en Guapi que va mucho más allá de la marimba y que involucra un sistema de vida y de creencias en el que se conjugan lo humano y lo divino, los vivos y los muertos, la selva y el cosmos, en un entramado de instrumentos, cuerpos y cantos que reflejan la esencia misma de las y los guapireños.
San Antonio tiene aoyae una peroleta (Juga de arrullo). Autora e intérprete: María Natividad Caicedo. Grabación sonora: Investigación Prácticas Artísticas y Memoria en el Pacífico (UdeA – RHUL). Guapi, marzo 2020.
Seres que le cantan a los santos y a los ancestros realizando tareas cotidianas al igual que lo hacen los vivos, ocupando todos ellos un espacio y una labor en el presente.
Alrededor de la música y el baile se juntan distintas generaciones y se vive el día a día; en las fiestas patronales, de semana santa y de diciembre, en las casas, en los arrullos y funerales, o en las calles y bares.
La música en nosotros es pura paz, armonía, hermandad, porque nuestra gente cuando iba al campo a trabajar la tierra, al salir a las zonas pobladas o la casa, el que no tenía una marimba, tenía una guitarra; entonces siempre ha estado alrededor de la música ese sistema de unidad.
Va cantando uno y siente la alegría … no va uno acordándose de nada en esos momentos, sino de la sola alegría. Doña María
Es como un éxtasis… una emoción!… Es como estar en el cielo. Pepe
El canto está presente en todo y a través de este relatan sus historias, sus creencias, su día a día. Las mujeres, las cantadoras, son las que enseñan a cantar; ellas entonan y otros responden.
Así repitiendo, con ‘el respondido’, las mujeres le enseñan a futuras generaciones a cantar, conformando un sistema de memoria que no sólo preserva las letras de sus músicas y bailes, sino las enseñanzas de sus ancestros, sus fuentes de inspiración y esperanza.
Si se muere alguien, se canta; si nace alguien lo arrullan; hay una fiesta patronal y hay que arrullar; siempre se canta. Si están cogiendo arroz, cantan, si están chinchorriando la gente canta, sus versos, sus cosas; el canto siempre está ahí. Nany
Los hombres por su parte, fabrican y tocan los instrumentos, actividades que están ligadas a la caza y al conocimiento profundo y místico de la selva. Ella provee los alimentos y refugio pero también la madera, el bejuco y las pieles de animales con las que fabrican los instrumentos.
La chonta y el balso, se recogen en luna menguante, pues es el momento de humedad preciso que le da solidez y resistencia a los instrumentos. La piel de los animales se escoge cuidadosamente según el sonido que produce. Para los bombos, el mejor cuero es el del venado que “da un sonido único”. Se evita usar la piel del tigre ya que al ser un animal que ataca por detrás, se cree que devuelve su furia al tocar.
Los animales de monte como el zaino, el tatabro, y el venado son los mejores, y hasta el león. Pacho Torres
De manera ritual, el viche está siempre presente en la música y en la cotidianidad; ayuda a calentar el cuerpo y prepara el ambiente para tocar. Es también un símbolo de respeto y apreciación; cuenta Doña Marta, cantadora del corregimiento de Limones que lo que más disfruta cuando la invitan a cantar es que la tratan muy bien, la hacen sentir “muy acogida”.
A base de viche también preparan medicinas tradicionales con las que curan enfermedades como el mal de ojo, el espanto, el paludismo, o la tifoidea; y también bebidas tradicionales como el curao y la toma seca. Al salir a pescar en la madrugada, los pescadores se toman dos tragos de curao para mantener el calor del cuerpo, en tanto las parteras usan la toma seca para sacar el frío del vientre a las mujeres cuando se les dificulta concebir.
“Esto es lo que nosotros acá usamos… y vea cómo estamos nosotros acá llenos de vida!” Doña Ceferina
Llama uno a la gente, se toma un traguito, se junta, y arranca a tocar.
Pacho Torres
En el hacer, en la repetición, viendo, oyendo y siguiendo se aprende a tocar y a hacer música en Guapi. Sus técnicas y destrezas se perfeccionan a través de esta repetición casi ritual. Doña María aprendió con su madre; poniéndole cuidado a “los viejos”, oyendo cómo cantaban, viendo “cómo hacían la cosa” en tanto Chela Torres creció con la marimba mientras su padre, las fabricaba y ella hacía el oficio con su madre. Fue ella quien la llamaba para que practicara el canto; le enseñaba los versos y ella la seguía.
“Mija usted si sirve para cantar, porque usted sacó la misma sangre mía”, le dijo su padre Genaro, el primogénito de la familia Torres. Estas palabras y la fe en Dios le dieron a Chela la seguridad de que lo haría bien y la animaron a cantar.
Fe en dios, en los sueños, y en los antepasados, quienes les indican el camino y están siempre presentes en él. Así mismo se aprende a tejer, a cocinar, o a preparar las medicinas y bebidas tradicionales, juntando los saberes ancestrales con sus propias ideas e innovaciones.
Los procesos de aprendizaje y creación musical también se han dado de la mano de la iglesia católica por el papel que ésta ha ocupado en la cultura y en la conformación de las primeras escuelas en el Pacífico y en Colombia. La iglesia hoy es no solo un escenario musical sino también un soporte para la cultura al apoyar programas de formación emprendidos por músicos locales para preservar el ‘legado’.
Preservar el legado que los identifica como guapireñas y guapireños, como comunidades del Pacífico, es el propósito de Tejiendo Saberes, Semblanzas del Río Guapi, Legado Pacífico, y un sin número de agrupaciones que trabajan hoy por innovar dentro de su cultura y transmitir el conocimiento de sus grandes maestros.
Porque ellos son lo que llevan la esencia de nuestro territorio, en los instrumentos y en todos sus saberes. Pepe
Los desplazamientos y movimientos, voluntarios y forzosos, dentro y fuera del Pacifico, también han jugado un papel fundamental en la creación y transformación musical. En el encuentro con otras formas y realidades, reafirman lo valioso de su territorio, la importancia de la diferencia y la dificultad de subsistir lejos de casa.
Hoy, cada vez más mujeres tocan instrumentos, incluida la marimba que solía ser una labor única de hombres. Ellos a su vez cantan arrullos y alabados junto con las cantadoras, liderando y respondiendo.
Jóvenes que ‘cuando grande’ quieren ser “físicomatemático” (Santiago), “cantante de reggeaton” (Yeimy), “infante de marina” (Yumeli), “futbolista profesional” (Pepe), “profesor de música del Pacífico” (Pichi), o “tantas cosas que aún no se que escoger” (Camilo). Aun así, todos quieren combinar su profesión con “la cultura del Pacífico”; quieren aprender y enseñar a tocar y a cantar.
Jóvenes guapireños y guapireñas realizando sus actividades diarias. Guapi, marzo de 2020. Foto: Investigación Prácticas Artísticas y Memoria en el Pacífico (UdeA – RHUL).
La música en Guapi es un sistema de unidad donde los vivos le cantan a los muertos y a los santos; donde la selva les proporciona el alimento y los instrumentos; donde los ciclos de la luna determinan el momento preciso para cortar la palma de chonta o la madera. En donde la fe y Dios, pero también los sueños, las madres y padres, sus ancestros les indican que nacieron para tocar, cantar y bailar, o para realizar cualquier otra labor.
Entrevista a Elver Paz, integrante de Legado Pacífico. Casa del Río (Guapi), marzo de 2020. Grabación sonora: Investigación Prácticas Artísticas y Memoria en el Pacífico (UdeA – RHUL).
“No es una fe que se adormece, sino una fe muy despierta que te lleva a cuestionar sin dudar” Elver
Prácticas y costumbres que no se adormecen en el tiempo, sino que se transforman y actualizan. Una cultura que los identifica y reivindica en el tiempo; por medio de la cual existen y re-existen en medio del olvido y del conflicto; en silencio exigiendo una presencia diferenciada en el mundo a través de su entramado cultural. Un sistema de unidad permanentemente amenazado por el abandono y presencia selectiva del Estado, el narcotráfico, el glifosato y la extracción exacerbada de recursos.
El clamor de un pueblo. Autor: Moncho Segura. Intérprete: Ruth Marién Vásquez (Nany). Grabación sonora: Investigación Prácticas Artísticas y Memoria en el Pacífico (UdeA-RHUL). Guapi, marzo 2020.
Lo bonito que es Guapi. Mensaje de Juana Renteria a la audiencia de Corpografías. Barrio Santa Mónica (Guapi), marzo de 2020. Grabación sonora: Investigación Prácticas Artísticas y Memoria en el Pacífico (UdeA-RHUL).
Contarle a la gente que cuando se habla de cultura se habla “hasta de lo que nos comemos” (Elver), porque hay una forma específica y muy particular en el Pacífico de preparar los alimentos y llevarlos a la mesa; de tejer las atarrayas o de construir las casas de madera.