Las reducidas opciones económicas, educativas y laborales en Guapi, ha provocado que jóvenes y adultos abandonen su territorio y hogares en búsqueda de trabajo y educación en las principales ciudades. Esta oportunidad sin embargo, no la tienen todos ya que salir del territorio implica gastos elevados de traslado, costos educativos o contar con la presencia de familiares o amigos en la ciudad de destino. Otros simplemente se lanzan a la búsqueda. Sin embargo, el interés es siempre volver.
“No me voy a ir de Guapi, me tocará salir por temas de capacitación, estudiar, pero aquí me voy a quedar aportando desde lo que aprenda académicamente, empíricamente, humanamente, aportándole a la transformación social del territorio” (Boris)
En muchas ocasiones, estos movimientos no son deseados ni planeados, sino forzado a causa de la presencia de actores armados y redes del narcotráfico en el territorio. Mujeres y niñas son seducidas sentimentalmente -otras veces abusadas- por militantes de algún bando para luego ser amenazadas por estos mismos o por el bando contrario. Su destino, salir huyendo en lancha del territorio. Niños y hombres son reclutados por grupos armados, a la fuerza o engañados ante la posibilidad de un futuro próspero. Es así como la falta de oportunidades e inversion social, hace de los jóvenes, niños y niñas altamente vulnerables ante el conflicto armado, sirviendo de semilleros de guerra u objetos de poder a través del cual controlan el dominio de los territorios y el negocio del narcotráfico.
Los procesos migratorios, voluntarios e involuntarios se convierten a su vez en oportunidades de intercambio, inspiración y creación musical. Quienes se van a vivir a otras ciudades, son vistos a veces con recelo o como señales de abandono y pérdida de la tradición, de manera similar a quienes dedican su atención a músicas contemporáneas como la salsa o el reggeaton. Sin embargo, la posibilidad de habitar, cantar, tocar y trabajar en centros urbanos como Cali, Popayán o Bogotá, ofrece una perspectiva de reconocimiento de sus identidades, tradiciones y el deseo de fortalecerlas y ‘recuperarlas’. También lo hace el reencuentro con los ‘paisanos’ en lugares como la Sevicheria Guapi en Cali, donde se reúnen a comer, tomar y cantar. Gracias al ‘reencuentro’, se desencadena un proceso de re-significación de tradiciones, convirtiéndose la cevichería en un escenario para tocar, cantar, renovar y consolidar sus músicas y costumbres.
Así es el caso de Eder Javier Camacho (Boris), líder de la agrupación Semblanzas del Río Guapi que siendo músico urbano en Cali, comenzó a fusionar lo urbano y tradicional para regresar luego a Guapi a fortalecer los procesos de formación musical. Fue en Cali se inspiró a experimentar y fusionar músicas tradicionales y urbanas. Bryan Perlaza, también comenzó a tocar musica en Cali, mientras frecuentaba la Sevicheria Guapi en Cali; fue ahi donde conoció a otros músicos de la region y emprendió procesos musicales con ellos. Hoy es integrante de la organización Remanso Pacifico donde tocan con músicos de Tumaco, Timbiquí y otros poblaciones del Pacifico sur.