“Solo dice y difama
que sangre se derrama.
Lo invito a que venga
cuando a usted le da la gana.
Para que usted vea y sienta
lo que no comentan,
que aquí todo no es malo
como lo aparentan.
¡Todo lo malo
no viene del puerto!”
”Tura Style” Varios cantantes.
Fat Dog Producciones.
En los años sesenta se presentó un fenómeno en Buenaventura: migraciones a Estados Unidos desde el puerto, jóvenes que ingresaron a los barcos de manera ilegal, polizones o stronwey, o algunos trabajadores de los barcos o el puerto que decidieron no volver después de haber llegado a Norteamérica (“el norteñismo”). La mayoría de ellos eran hombres, a diferencia de la segunda migración a Italia, en la cual las mujeres eran las migrantes (el “italianismo”).
Este fenómeno tiene relación con las importaciones y exportaciones a Estados Unidos de la época desde los puertos. El narcotráfico aprovechó este fenómeno y comenzó a usar el puerto y los polizones para el envío de drogas. Otros aprovecharon para cobrar la entrada a los barcos o buques.
Después de su llegada a los Estados Unidos, los inmigrantes comenzaron a escuchar música afrodescendiente: música jamaiquina, música panameña, rap, hip hop, entre otras.
En los años ochenta, mandaron regalos a Buenaventura, “las maletas”, envíos que podían incluir música en cassettes o discos de vinilo. Otro fenómeno se presentó: entre los cargamentos del puerto, llegó música variada y fue aprovechada por algunos trabajadores para sacarla y venderla en la ciudad. Por lo tanto, diversos géneros llegaron primero a los puertos como el de Buenaventura: salsa, rap, hip hop, reggae, funk, entre otras.
John Eric Caicedo, director del Semillero de Teatro por la Vida de Fundescodes, líder social y comunitario, participante de la Minga por la Memoria, comenta que hay tres olas del rap y el hip hop en Buenaventura:
En la primera ola la música suena en las esquinas de Buenaventura. Llegaron ropas americanas (zapatos grandes, camisas coloridas con marcas, pantalones anchos, entre otras), formas de hablar y bailar, anillos en las manos, historias de un nuevo mundo, entre otras. “Entra también el tema del baile. Eso fue una explosión. Semanalmente había concursos de baile, concursos intercolegiados.”, comenta John Erick.
Algunos referentes de esta época son: DJ Charlie, Janeth USA, Los Príncipes, Los Generales R&R.
En la segunda ola, en los años noventa, los temas eran: la falta de oportunidades, la desigualdad social, las drogas, desafíos entre los raperos. Cuando el conflicto armado y la violencia aumentan en el territorio, esta música asume un papel: “el rap es música protesta. Acá se da con esa misma idea. Acá el que hace rap, hip hop, hace protesta, hace denuncia pública.”
Algunos referentes de esta época son: El Javi, Puchi Black, Junior Jein, Janeth Usa, El Puky, Bola Ocho, entre otros.
La tercera ola se marca por el proyecto Marcando Territorio, que nace de un ejercicio en el 2010, donde se convoca a diferentes grupos para resistir la violencia y se les dan talleres en derechos humanos. Este proyecto se crea por el desalojo del barrio Lleras, de los territorios ganados al mar, la expansión portuaria. “Querían sacar la gente de acá y llevársela a las casa de interés social”. El grupo se disolvió, pero algunos siguieron el camino del rap en torno a los derechos humanos. Se comienza a preguntar por la industria musical en la región y surgen estudios de grabación.
En esta ola surgen proyectos como la Asociación Cultural Rostros Urbanos. Es una organización de carácter cultural que busca “potencializar y acompañar los talentos de los artistas afro–urbanos del distrito de Buenaventura, a través del fortalecimiento de sus acciones desde una mirada política de su contexto, para la producción de piezas musicales que generen impactos en las comunidades y que empoderen a dichas comunidades de su papel dentro de la sociedad”, según la página oficial. Otra organización es la Fundación Tura Hip Hop que se funda en el 2011 como colectivo juvenil y en el 2014 como fundación que buscar “el desarrollo de las actitudes artísticas utilizando el movimiento urbano como herramienta de transformación social”, según su página de SoundCloud.
Pero no solo el rap y el hip hop han sido los representantes de la música urbana en Buenaventura, se han creado grupos de salsa choque, reggae, reggaetón, fusiones entre músicas modernas y folclóricas del Pacífico, entre otras, que son parte de la memoria cultural del territorio.
El rap y el hip hop han tenido un largo recorrido en Buenaventura, desde los años sesenta hasta la contemporaneidad, con diferentes temas, articulándose al territorio en los últimos años como ejercicio de resistencia, llegando a apoyar, incluso, el proceso del Paro Cívico y la Minga por la Memoria en Buenaventura.
Referencias:
Fragmentos de entrevista (vritual) con John Erick Caicedo. Investigación Prácticas Artísticas y Memoria en el Pacífico (UdeA – RHUL). Anamaría Tamayo y Jesús Eduardo Domínguez V (entrevistadores). Buenaventura/Medellín, octubre de 2020.
“Puerto sin comunidad”. JC Julay y Memoria Urbana (músicos), Pro&Paz (producción). 2018. Video clip. 04:53 minutos. Disponible en el canal: Por&Paz Buenaventura: https://www.youtube.com/watch?v=3Eh0HF_IO0M
“Recuperando mi esquina”. Rostros Urbanos (música y producción). 31 de mayo de 2019. Video 02:26 minutos. Disponible en el canal: Rostros Urbanos: https://www.youtube.com/watch?v=soqqeGadCP4
“Buenaventura no se rinde”. Varios artistas (músicos), Fundación Tura Hip Hop (producción). 2017. Video clip. 05:41 minutos. Disponible en el canal: Fundación Tura Hip Hop: https://www.youtube.com/watch?v=nVo7G9ShsSs