La Casa de la Cultura de Guapi es uno de los pocos lugares públicos, distintos a las instituciones educativas, que están disponibles para que las organizaciones, las agrupaciones y los semilleros del municipio ensayen o impartan clases de música y danza. Es una casa de dos plantas, distribuida en un salón amplio con tarima, un solar, una pequeña biblioteca y algunas habitaciones dotadas con juguetes. La entrada de la casa está actualmente destinada al almacenamiento del alumbrado navideño del pueblo.
Aunque en 2018 la Alcaldía reportó haberle hecho mantenimiento y adecuaciones a la Casa, el solar está prácticamente abandonado y hace falta dotación para la enseñanza y el aprendizaje de las prácticas culturales. Brayan Perlaza, joven cantante de la agrupación Remanso Pacífico, nacido en Guapi, aprendió de niño las danzas tradicionales en este espacio. Visitando la casa en marzo de 2020, Brayan cuenta sus historias y vivencias mientras comenta sobre el estado de la casa hoy:
“se debería seguir usando, como en el tiempo en que yo estaba, para la cultura. Aquí me dicen que hay todavía eventos culturales, pero con un protocolo de permisos que, o sea, muy pocos pueden utilizar el espacio. Se ha perdido mucho el mantenimiento de las instalaciones. Yo me fui [a vivir a otro lugar] y creo que desde que me fui no se le ha metido mano a esto, no he visto nada innovador, he visto retrocesos en cuanto a la infraestructura.”
Para Bryan y cientos de habitantes de las zonas rurales, la casa de la cultura tiene un significado adicional como lugar de refugio y hogar de paso. En 2013, la comunidad del corregimiento de Limones tuvo que desplazarse a Guapi a causa de combates entre grupos armados; decenas de personas fueron expulsadas al casco urbano y alojadas allí durante más de 120 días. El que hoy es un solar abandonado se convirtió en la cocina comunitaria, donde mujeres, hombres y jóvenes se distribuían la preparación de alimentos, el lavado de loza y el transporte de agua. Por ese entonces, las salas de ensayo y la biblioteca se convirtieron en las precarias habitaciones de las personas desplazadas.
Músicos y gestores culturales opinan que es importante que el uso de la Casa se democratice, así como que sus instalaciones reciban mayor inversión por parte de las autoridades locales. Entre tanto, lugares como la Casa del Río, la casa cural, las iglesias, colegios, y plazas públicas funcionan de manera informal como ese espacio donde agrupaciones, artistas y artesanos se reúnen a ensayar y jalonar proyectos e iniciativas culturales cuando la casa no esta disponible.