Cuando se tejen las molas se entrelazan también los pensamientos, el corazón y la memoria del pueblo dule.
“La mola transmite la cosmogonía más profunda de nuestra existencia como Gunadule; es el legado más precioso de nuestras abuelas y de los abuelos en este bello arte que nos explica el origen de la vida, el origen y el desenvolvimiento del Universo, desde el coser de la mola aprendemos nuestra propia forma de ver, entender y vivir el sentido de la vida.
Según las abuelas, la primera figura que cocerá la niña, es una figura que representa el pensamiento en espiral, puesto que el tiempo que manejamos, es el tiempo de la hamaca, que se mece y se vuelve, así es nuestro pensamiento, el pasado es importante, sin el pasado no habría reflexión y vida, por eso todo es espiral y la niña desde esa edad empieza a sentir en sus manos las figuras en espiral.
Amelicia Santa Cruz
En los procesos de transmisión de saberes textiles y en el acto creativo de tejer la mola se entretejen la historia personal de caja mujer y la memoria de los saberes culturales dule:
“Las Molas con diseños espirales, en su comienzo solo tienen dos capas de tela, porque a medida que van avanzando se va agregando más capas, eso indica que vamos madurando en el proceso del conocimiento; tres capas, cuatro capas o más, esto se logra con los años. Esta elaboración que va haciendo la niña con la Mola, va permitiendo el tejido de la historia de la ley de origen, ahí empezará a conocer su cosmogonía, la madre empezará a transmitir gradualmente los caminos de la vida que seguramente nunca son destinos correctos, y así es cuando se empieza a cocer la primera mola en su vida, claro está, nunca será perfecto, con el tiempo se irá acercando a la perfección (…) luego cocerá un rombo en espiral, un cuadrado en espiral”.
Amelicia Santa Cruz