En Latinoamérica hay varias organizaciones de mujeres en busca de desaparecidos que se han constituido como procesos simbólicos en la memoria del conflicto de diferentes países. Uno de los casos más conocidos es el de las Madres de la Plaza de Mayo en Buenos Aires, Argentina, que busca a personas víctimas de desaparición forzada (hijos e hijas, nietos y nietas) durante la dictadura. En el caso de Colombia, están las mujeres Madres de la Candelaria de Medellín y el presente caso, el grupo Mujeres entretejiendo voces por los desaparecidos de Buenaventura, conformado por quince madres de personas que han sido víctimas de este hecho.
El grupo comienza en el 2011 con el objetivo de visibilizar este hecho victimizante en el territorio y manifestarse a través de actos simbólicos (cantos ancestrales, protestas pacíficas, instalaciones con fotografías, entre otros), como “El plantón por los desaparecidos” que se hace cada quince días en la plazoleta del Centro Administrativo Municipal (CAM), haciendo incidencia política sobre este tema, exigiendo la verdad sobre los hechos y la aparición de sus seres queridos de manera digna. El nombre del grupo viene por los tejidos coloridos (pañoletas), símbolos de la diáspora africana y que simbolizan la unión de actos y personas (hilos) de manera solidaria para encontrar la verdad y la reparación.
El Sirdec (Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres) reportó 479 víctimas de desaparición forzada entre 1990 y el 2013 en Buenaventura. La Personería Municipal informó que la mayoría de esas desapariciones fueron de hombres entre los 15 y los 35 años. Entre el 2014 y 2015 se denunciaron las llamadas “casas de pique”, donde descuartizaban los cuerpos de las personas para desaparecerlas en diferentes sitios, entre ellos, en altamar.
En el informe Buenaventura, un puerto sin comunidad (2015) se analiza este hecho victimizante así:
“En conclusión, las desapariciones forzadas operan mediante el arresto, la detención o cualquier otra forma de privación de la libertad que ocasiona el ocultamiento de la víctima, y han sido utilizadas como un instrumento para la invisibilización del conflicto y la generación de terror entre la población local. En Buenaventura la mayoría de las personas desaparecidas corresponde a hombres, líderes sociales y población de bajos recursos como pescadores y amas de casa. La tendencia predominante es que una persona que ha sido desaparecida no aparezca, ni viva, ni muerta”. (p.228)
Mujeres entretejiendo voces por los desaparecidos visibiliza esta situación en la comunidad de Buenaventura y ha denunciado este tema durante una década con diferentes actos y articulándose con otras organizaciones de memoria para realizar diferentes eventos. Por ejemplo, hace parte de las iniciativas de memoria del conflicto que están dentro de la Minga de la Memoria en la actualidad. También, junto otras organizaciones, grupos y proyectos, crearon de manera colaborativa el informe Buenaventura, un puerto sin comunidad (2015) con el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) de Colombia. Otra de las actividades que realiza es la de la conmemoración del día internacional de las víctimas de desaparición forzada.
