“La fosa” representa el primer momento en el que la comunidad de Bojayá tuvo que huir y enterrar a sus muertos, caídos en la masacre del 2 de mayo de 2002, sin poder hacer los rituales fúnebres que son tradición según la cultura de los pueblos afrodescendientes del medio Atrato. Las sabedoras y sabedores de la comunidad conocen el lugar exacto de esta primera fosa, lugar de resiliencia y memoria. En esta primera fosa, ubicada en un terreno a varios kilómetros río arriba por el río Bojayá, los cuerpos fueron depositados con el mayor cuidado posible, con la esperanza de que cada familia pudiera pronto enterrar a sus víctimas, con velorios y cantos de alabaos y gualíes, novenas y últimas noches, y sobre todo con la certeza del lugar donde descansa ese ser querido, donde se le puede visitar y honrar.
“La fosa” marca entonces el comienzo de una larga lucha de las comunidades de Bojayá por que todas las víctimas de la masacre de 2002 sean identificadas y entregadas a las familias, para así poder cerrar el duelo y comenzar a sanar. Pasaron dos exhumaciones y varios traslados, al cementerio de Bellavista y a los laboratorios de medicina legal en Medellín y Bogotá.
Las cantadoras de Pogue le han compuesto un alabado a “La Fosa” en el que le reclaman a los grupos armados que lo vivido en Bojayá ese 2 de mayo no debe repetirse. Este alabado fue cantado durante el último recorrido con los cofres de las víctimas identificadas y entregadas a la comunidad en el acto de reparación y ritual de la “Entrega Final”, entre el 11 y el 27 de noviembre de 2019. Pasaron así 17 años de lucha para que este duelo inconcluso se cerrara al menos parcialmente: aún existen cuerpos sin identificar y familias que no encuentran los restos fúnebres de sus seres queridos.
La pieza documental que aquí se ofrece recoge ese momento histórico en el que las cantadoras de Pogue identifican el lugar exacto de la primera fosa y entonan el alabado. Regresaban a Bellavista luego de haber cantado y rezado toda la noche en el velorio colectivo realizado en Pogue con los cofres que contenían los cuerpos de las víctimas de la masacre que pertenecían a esa comunidad.